jueves, 31 de diciembre de 2015

Hay tradiciones curiosas que nos acompañan en el paso de un año a otro. Hay quienes consiguen comerse las doce uvas al ritmo de las campanadas; hay quienes en lugar de uvas comen doce gominolas, doce pasas, doce aceitunas o doce polvorones (¡cómo me gustaría ver eso!). En Filipinas se cree que los círculos —que representan monedas— acarrean buena suerte y la promesa de prosperidad. La gente se pone ropa con lunares y se llena los bolsillos con monedas. En España y en muchos países de América Latina, usar bragas o calzoncillos rojos traerá amor y pasión; las amarillas, atraerán el dinero, y las azules te harán gozar de buena salud. Si deseas tener suerte, comienza el año con ropa interior nueva. Puedes probar a ponerte tres o cuatro bragas o calzoncillos de colores distintos, todos a la vez, y en un año nos cuentas cómo te ha ido. En Brasil e Italia se toman lentejas el primer día del año, pues es signo de riqueza. En suelo brasileño la gente se viste de blanco y se concentran en las playas para saltar por encima de las siete olas, para poder recibir el nuevo año con buena fortuna. En Japón la gente cuelga una cuerda en la puerta para atraer suerte para el nuevo año. En Uruguay existe la costumbre de tirar por la ventana los calendarios del año que se termina, con ello se deja de lado todo lo malo. Además, se echa agua a la calle para arrastrar todo lo negativo. En Alemania, una de las tradiciones es dejar en el plato parte de la comida, asegurándose así abundancia para el próximo año. Si existe una tradición que le encanta a todo el mundo, esa es la del beso a la medianoche. Esta costumbre es muy antigua. Los romanos se daban besos mientras tomaban vino y se entregaban al desenfreno en sus celebraciones del solsticio de invierno. Esta media noche llenad de besos a todo ser viviente que os encontréis. Llevad zapatillas de deporte por si hay que correr. Y en Escocia tienen la tradición del ''first footing'', que consiste en que la primera persona que entre en una casa el primer día del año, determina la suerte de la familia durante los meses siguientes. Dice la leyenda, también, que si ves a un maestro o una maestra sonriente paseando por la calle y le invitas a entrar en casa, le ofreces participar de tus viandas, le sacas un anís y un polvorón de chocolate y conversas con él o con ella, eso te garantizará comenzar el año con felicidad y cultura, con preguntas y respuestas y con un amigo con el que podrás contar siempre. ¡Feliz año a todos!